El tiburón blanco, no tan fiero como lo pintan

Foto de tiburon

El cine sirve para construir o reforzar nuevas simbologías del miedo. También crea tendencias: después de aquella película setentera en la que un enorme tiburón blanco se lo pasaba pipa dándose un festín con los bañistas de las playas californianas (que alguien me corrija si es que la escena no se situaba en California), se multiplicaron las reservas en los albergues de alta montaña. Alguno había que ni siquiera podía meterse en la piscina.

Pero bueno, nosotros vamos repetir la voz de los expertos: que un tiburón ataque a una persona es algo insólito e improbable. Desgraciadamente, por mucho que estadísticamente sea así, lo cierto es que no resulta imposible. Y sobre esa pequeñísima, casi infinitesimal probabilidad existente, es con la que juegan las películas de tiburones. Es que también… ¡mira que son mal guiados los guionistas!

Dejemos el cine a un lado. Existen más de 350 especies de escualos conocidas, muchas de las cuales no causarían pánico ni al mayor de los miedosos. Así, hay tiburones del tamaño de una lagartija aunque, por lo demás, no siempre el tamaño es sinónimo de peligrosidad. Intuyo que el tiburón ballena es de los que despierta más simpatías. La razón: se alimenta de plancton.

Porque en el fondo todo se reduce a eso. El hombre, lo hemos dicho alguna que otra vez, es el mayor depredador de nuestro planeta. Sinceramente, hasta creo que llamarlo «depredador» es un eufemismo.

Sin embargo, tiene la caradura de regalar epítetos por doquier a los otros predadores, y lo hace desde un matiz más crítico y valorativo que meramente descriptivo. Sanguinario, devorador, comehombres…pero yo en verdad os digo: basta de mirarnos el ombligo. ¿Qué es eso de comehombres? ¿Acaso la alimentación principal de un tiburón blanco es el hombre?

Porque el tiburón blanco es el gran protagonista. Aunque en buen número de costas mayor responsabilidad habría de corresponderle a sus primos los tiburones tigres o a las tintoretas. Poco importa. El tiburón blanco es un animal fascinante donde los haya, de porte noble y distinguido. Y el hombre mata todo lo hermoso: la amistad, el amor, una especie animal. Peccatto!

En Sudáfrica las aguas están infestadas de tiburones. En el entorno de Durban, una de las mayores ciudades y el principal puerto del país, hay unas magníficas playas. Estos arenales son uno de los puntos calientes por lo que ataques registrados de tiburón se refiere. En 1957 hubo una serie de ataques que provocaron histeria colectiva.

En fin, que en la actualidad la zona está sembrada de las fatídicas redes, sujetadas por boyas en la superficie, que impiden a los escualos acercarse a los bañistas.

El problema es que esas mallas son un arma terrible para muchos seres del mar. Los tiburones no son simplemente rechazados por la red, sino que en ella suelen perder la vida. Por eso,  muchas organizaciones internacionales como Sea Shepherd llevan acabo desde hace años campañas publicitarias para la retirada de estas trampas mortales. Siempre de fondo el mismo dilema: cómo garantizar la seguridad del hombre sin destrozar la naturaleza.

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1 comentario

  1. jose dice:

    meparece;inapropiado;que;elser;humano;destruya la vida de los animales maritimos unos lo hacen por placer otros por dinero los gobiernos deben poner mano dura contra esa especie humana.e.t.c.

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