La belleza tropical de las Islas Marianas
En el noroeste del océano Pacífico descansan las Islas Marianas, un arco de islas volcánicas, quince en total, que han sido bautizadas con ese nombre en honro a Mariana de Austria, reina española del siglo XVII. Las islas forman parte de Micronesia y están divididas en las Islas Marianas del Norte, dos territorios estadounidenses y la isla de Guam.
El Commonwealth de las Islas Marianas del Norte recibe apoyo financiero de los Estados Unidos pero la industria principal pasa por el turismo, sector que recibe mayoritariamente a visitantes coreanos y japoneses. El clima es tropical, llueve entre julio y octubre y lamentablemente hay una temporada de huracanes que comienza entre agosto y septiembre y se extiende por varios meses.
La forma de llegar es en avión y debes revisar tu visa. Si no vienes desde Japón, Taiwán o Corea deberás hacer escala en Guam. No hay ferries regulares aunque algún hotel tiene un servicio para sus huéspedes desde Saipan. ¿Y qué hay para hacer en las Islas Marianas? Pues es un destino tropical precioso así que se trata de disfrutar del sol, el mar, bucear y nadar.
Hay arrecifes de corales y por si eso no alcanzara basta recordar la Segunda Guerra Mundial y saber que los fondos marinos esconden restos de aviones, tanques y barcos estadounidenses y japoneses. Tortugas, atunes, mantarrayas, tiburones, delfines se suman al festín submarino. También puedes hacer excursiones en jeeps 4×4 por la jungla, escalar, jugar en el casino del Tinian Dinasty Hotel o hacer un tratamiento de spa bajo una palmera.
Tampoco hay que olvidar que las Islas Marianas conforman un espacio multicultural donde lo americano convive con los chino, japonés, coreano y malayo así que la gastronomía es super variada y lo mismo los idiomas que escuchas por doquier.
Lo único que hay que tener en cuenta es que aquí no hay hostels u hoteles baratos y que todo pasa por los grandes hoteles y sus paquetes. Para disfrutar de buenos precios tus vacaciones no deben coincidir con las vacaciones japonesas.
Foto: vía Happy Tellus
