Riftia pachyptila, los gusanos de tubo gigantes

Gusanos de tubo

Descubiertos en el año 1977 en la Dorsal de las Galápagos por el submarino norteamericano Alvin, la Riftia pachyptila, conocida coloquialmente como Gusanos de Tubo Gigantes supusieron una auténtica revolución en el mundo de la biología. Estos gusanos, que habitan fumarolas submarinas entre los 2.000 y las 4.000 metros de profundidad, demostraban que la vida podía resistir condiciones extremas más allá de lo que hasta entonces se pensaba. Estos especímenes pueden vivir sin la luz del sol, en un entorno marino abundante en sulfuro y con temperaturas que rondan los 300 ºC, gracias a una adaptación bioquímica fuera de lo común.

Se trata de grandes gusanos blancos tubiculares de unos 4 cm de diámetro que desarrollan un caparazón quitinoso de color blanco en el exterior, y cuya característica más llamativa es la presencia de una especie de plumas rojas en el extremo superior, donde se concentra la hemoglobina. Esta hemoglobina, al contrario que en el resto de los animales, está adaptada al transporte de sulfuro de hidrógeno, principal alimento de los gusanos gigantes.

En el interior del tubo se aloja el trofosoma, un órgano que contiene millones de bacterias en relación simbiótica con el gusano, las cuales se encargan de alimentar a estas criaturas que no poseen ningún tipo de sistema digestivo ni de órganos visuales, ya que viven en la más absoluta oscuridad. En su interior se da un proceso de oxidación del azufre que proporciona energía a los gusanos, que pueden vivir sin necesidad de buscar activamente el alimento. La simbiosis de ambos organismos también da como resultado que puedan prosperar y alimentarse de un ambiente que resulta letal para la mayoría de criaturas vivas.

Además, resulta sorprendente que en un ambiente tan hostil y tóxico, puedan llegar a vivir entre los 170 y los 250 años, alcanzando una altura máxima de 2.7 metros, aunque la media ronda los 1,5 metros.

Foto vía:  fieldguides

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