El lago Cheko y el incidente de Tunguska

Lago Cheko

El 30 de Junio del año 1908 se produjo un singular acontecimiento en una región de Siberia, cuando un bosque cercano al río Tunguska desapareció tras una enorme explosión que se produjo en la atmósfera. La gran explosión fue atribuida en principio a la caída de un meteorito, pero la falta de pruebas físicas tales como un trozo del propio meteorito dieron como única explicación la caída y desintegración de un cometa.

La potencia de la detonación fue la equivalente a unas 1.000 bombas como la de Hiroshima, pero sin la radioactividad propia de las bombas nucleares, el mayor impacto que ha sufrido el planeta en los últimos milenios. Y no sólo eso, sino que pudo ser registrada por estaciones sísmicas situadas en Europa y derribó todo lo que encontró a su paso en un radio de 400 kilómetros.

Dada la teoría del cometa por buena, debido a la ausencia de un cráter o de restos rocosos, ésta fue indiscutida hasta hace unos años, cuando un grupo de científicos de la Universidad de Bolonia (liderados por Giuseppe Longo) estudiaba la singular orografía del lago Cheko, situado a unos 8 km del lugar de la explosión y que pudo haberse formado por un fragmento de meteorito. A pesar de no poder confirmar que su teoría es correcta, lo innegable es que el fondo abovedado del lago Cheko no presenta las características típicas de un lago corriente.

El lago Cheko es un lago bastante pequeño, con poco más de 700 metros de longitud, 364 metros de ancho y una profundidad media de 50 metros. Además, en una zona a 10 metros de profundidad se han encontrado sedimentos compactados, que podrían pertenecer al posible meteorito, pero serán necesarios nuevos estudios para saber la verdad sobre el misterioso «incidente de Tunguska«, como fue conocido.

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