Las llanuras abisales

Llanura abisal

Las llanuras abisales, a pesar de ocupar casi el 40% de la cuenca oceánica, se encuentran entre las regiones menos exploradas de nuestro planeta y se encuentran a una profundidad media entre 2.200 y 6.000 metros, normalmente cerca tanto del talud continental como de las dorsales y fosas oceánicas. Se trata de regiones planas y muy extensas que comienzan donde termina el talud continental y pueden presentar un cierto desnivel, pero mucho menos acusado que en el resto de accidentes geográficos submarinos.

Estas llanuras también son importantes zonas de sedimentación y están compuestas en parte por una capa de sedimentos (arcilla y limo) en la parte superior y la corteza oceánica en la inferior, cuya composición es principalmente de roca basáltica. Las llanuras abisales se van creando lentamente, a medida que el magma se solidifica al superar la astenosfera en las dorsales oceánicas, y desaparece a la misma velocidad en las zonas de subducción. También resultan comunes las concentraciones de metales como hierro, cobalto, cobre, níquel y manganeso.

Las islas volcánicas se generan cuando los conos volcánicos que se crean en las llanuras abisales adquieren la suficiente altura como para alcanzar la superficie oceánica, pudiendo también darse el caso de que las islas se vuelvan a hundir, originando unas formaciones poco comunes llamadas Guyot. El proceso de formación de los Guyot es todavía desconocido en sus detalles para los geólogos.

La vida en las llanuras abisales es escasa debido a la total ausencia de luz solar, y los organismos que podemos encontrar en ella son en su mayoría bacterias que extraen su energía de los gases procedentes del subsuelo, y también algunas especies de invertebrados y peces abisales. Las llanuras abisales pueden ser consideradas análogas a nuestros desiertos de la superficie, albergando sólo a las especies más resistentes y capaces para la supervivencia, aunque resultan vitales en la última etapa del ciclo del carbono. Su ecosistema depende directamente de la cantidad de alimentos y sedimentos que llegan a la llanura, así como de la composición de los mismos.

Foto vía: Paula-Padrino

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